La revista especializada, y referente del sector del vino en España, Planeta Vino dedica en su número del mes de octubre, un extenso reportaje a Bodegas El Sitio. El autor, Ulises P. Moratalla, desgrana en el mismo, los orígenes del joven proyecto vitivinícola de nuestra bodega, la filosofía de defensa varietal y del paisaje que conllevan nuestras elaboraciones y otros aspectos relevantes que ayudan a comprender nuestra meta de elaborar vinos canarios de calidad que reflejen fielmente el terruño en el que mejor se desarrollan las diferentes variedades autóctonas que utilizamos.
Sólo podemos sentirnos agradecidos y orgullosos por este reconocimiento a una labor y a nuestra filosofía de bodega, cosa que indica que vamos por el buen camino. Gracias.
*Reproducimos íntegramente el artículo
BODEGAS EL SITIO
FACTOR DE INSULARIDAD
“BUSCAR LA UVA AUTÓCTONA ALLÍ DONDE MEJOR SE DÉ CADA VARIEDAD”. ES LA DIVISA
QUE MARCA EL CAMINO DE BODEGAS EL SITIO. UNA INICIATIVA JOVEN, QUE APLICA UNA INTERPRETACIÓN
FANTÁSTICA DE LAS OPORTUNIDADES QUE LE BRINDA LA DO ISLAS CANARIAS Y QUE SE DIBUJA COMO
– UNO DE LOS NUEVOS PROYECTOS MÁS INTERESANTES DEL ARCHIPIÉLAGO.
“Es como’cuando los hijos salen de fiesta; estás intranquilo hasta que los tienes en casa”. Así explica sus vendimias Pablo López Betancort, el enólogo de Bodegas El Sitio, que quiere elaborar los vinos en casa, en la bodega de bolsillo que ha montado el empresario Francisco González Yanes, el propietario, en un rincón del norte de Tenerife, en una finca en la que cultiva tres hectáreas de viñedo repartidas en ocho bancales. Allí está construyendo su casa y también acaba de realizar una ampliación a otras dos hectáreas y media, que ha plantado de viña este mismo año. Podría haber pensado en un chateau canario pero ha planteado una alternativa de interés (y costosa) para todo el panorama vinícola canario. Su filosofía no es incorporar las diferentes variedades de uva a sus viñedos sino, en sus palabras, “buscar la uva autóctona allí donde mejor se dé cada variedad». Eso implica un costoso sistema de transporte desde las zonas de producción, sea el sur de Tenerife o sean, por el momento, las islas de El Hierro y La Gomera. “Las uvas se vendimian en cajas pequeñas, se meten en contenedores refrigerados y cada día se trasladan al ferry para que por la noche ya esté la vendimia en la bodega. Se guarda en una cámara frigorífica, a una temperatura de 6°C, y se elabora al día siguiente”, explica Pablo López Betancort. El propietario remata entre risas: “Al principio fue muy divertido; iba a la naviera propietaria del barco, explicaba lo que quería, había que contárselo al capitán… Y ponían unas caras que era para verlas”.
EMPRESARIO AVENTURERO
Esa era y es una dificultad menor para el tinerfeño Francisco González Yanes (Puerto de la Cruz, 1948), empresario polifacético que en su vida profesional las ha visto de todos los colores. Seguramente hay pocos sectores en los que no haya puesto el pie, casi desde la cuna, desde que, con cuatro años, emigró con su familia a Venezuela. Tuvo empresas de importación y exportación, dos compañías aéreas, Santa Bárbara, que compró en la ruina y llegó a dominar el tráfico de viajeros entre Canarias y Venezuela, é Islas Airways, para el tráfico interior canario (“las vendí porque mi hija no quiso dedicarse a ello”), empresas mineras, negocios también en Miami y hasta formó parte del grupo fundador del Banco Canarias de Venezuela, que vendieron a grupos empresariales cercanos al poder venezolano y finalmente fue intervenido por el Gobierno de Chaves.
Vida intensa en la que siempre hubo un lugar para su tierra y en la actualidad. Mientras mantiene una especie de puente aéreo en el recorrido frecuente entre Tenerife, Caracas y Miami, tiene tiempo para poner en marcha su bodega, una especie de retiro del guerrero ubicada en un lugar recóndito del municipio de Tacoronte, cercano tal vez por afinidad al valle de Guerra, donde ha aprovechado una antigua vivienda para instalar la bodega y otros edificios adjuntos para construir su casa, ahora ya en las últimas fases de su construcción.
Bodega-bombonera situada junto al viñedo en ampliación, de cara al océano y con vistas al Teide, si la frecuente nubosidad del norte de la isla no lo impide. Se puso en marcha en 2012, cuando Francisco González Yanes contactó con Pablo López Betancort y le planteó su ilusionante proyecto. Nacido en Gran Canaria en 1971, Pablo se formó como enólogo en la Escuela de la Vid madrileña y en Burdeos. A su vuelta a las islas trabajó en distintas bodegas desde 1999 hasta que en 2011 se implicó ya en los primeros pasos de Bodegas El Sitio y en su peculiar filosofía.
DO ISLAS CANARIAS
Al proyecto le vino como anillo al dedo la puesta en marcha de la DO Islas Canarias, a pesar de que no estaba prevista para una idea así y que responde a una estructura que no parece ajustarse a unos tiempos que van más por la singularidad que por las grandes zonas. Esa indicación geográfica global se planteó como una respuesta a las quejas de los productores canarios por el fraude, más o menos extendido, de la importación de vinos peninsulares que luego se vendían como locales.
La DO Islas Canarias permite el trasiego de uvas y vinos de unas zonas a otras de una comunidad autónoma superpoblada en cuanto a denominaciones de origen, con once: cinco en la isla de Tenerife (Abona, Icoden-Daute-lsora, Valle de Güímar, Valle de la Orotava y Tacoronte Acentejo; toda la isla excepto el Parque Natural de las Cañadas del Teide), El Hierro, Gran Canaria (con la subzona Monte Lentiscal), la Gomera, La Palma y Lanzarote, además de Islas Canarias, que se puso en marcha en 2011 y es la más joven, a la espera de que la renacida actividad vitivinícola de Fuerteventura cristalice en otra nueva.
Bodegas El Sitio se adscribió enseguida a la nueva denominación de origen, no para importar vinos de otras islas sino para traer uvas. Los responsables insisten en su filosofía de buscar la uvas donde se dan sus mejores condiciones y en su fidelidad a las variedades autóctonas, aunque también se permite alguna traición, como la plantación en espaldera y no en el cordón tradicional de la zona o el cultivo de una pequeña viña de Syrah. Francisco González Yanes se encoje de hombros: «A mi me gusta y está permitida, ¿por qué no?”
TRES ISLAS, SEIS PARCELAS, SIETE VINOS
Con esa mínima excepción, que se destina a la reducida producción de vino rosado, el resto se centra en la búsqueda de buenas viñas de variedades autóctonas, en el contacto personal con sus propietarios, la contratación de las uvas (arrendamientos a 25 años) y el seguimiento estrecho de todos los procesos de cultivo. «No es tan difícil, explica modesto el propietario. Se trata de pagar un buen precio, que muchos aún esperan cobrar de otras bodegas, y hacerlo a su tiempo. Después, cuando prueban el vino, ya los terminas de conquistar”.
Con ese sencillo procedimiento controlan distintas parcelas en varias islas y realizan su propia zonificación a través de sus marcas. Trabajan con seis variedades, además de la intrusa francesa, en unas viñas en las que la cota y la orientación adquieren una importancia singular.
En la finca San Juan, que es donde está la bodega, situada a unos 300 metros de altitud, cultivan la tinta Vijariego Negro, con la que elaboran el tinto El Sitio, y la muestra de Syrah, que a partes iguales con Vijariego da el rosado Gaby 1974.
En el sur de Tenerife cuentan con la Finca Bebederos, situada casi al nivel del mar, con dos hectáreas de Malvasía Aromática, origen del blanco El Sitio y, en años especiales, del blanco fermentado en barrica De Yanes.
En la isla de La Gomera, la Finca El Rajadero, una empinada viña situada junto al Parque Nacional de Garajonay, a más de mil metros de altitud, con más de 60 años y de apenas una hectárea, plantada con Forastera para el blanco al que da nombre la propia variedad.
Finalmente, en la isla de El Hierro controlan tres parcelas, Guarisancho y El Tesoro, ambas a unos 300 metros sobre el mar, con Vijariego Blanco y Verdello, para elaborar el varietal de la primera Orchila, y Las Lapas, a 600 metros de altitud, con cinco hectáreas de Baboso Negro, con las que se elabora el tinto De Yanes, y Vijariego Negro, que van a El Sitio tinto.
Siete vinos procedentes de seis parcelas cultivadas en tres islas, que quieren expresar el carácter singular de unas variedades únicas, matizado por la impronta mineral del terreno volcánico. Vinos telúricos que se estrenaron por vez primera fuera de las Canarias en la octava isla, es decir, en Venezuela, y que desde hace apenas un año buscan conquistar un lugar de honor en la Península.
Ulises P. Moratalla (Planeta Vino)
Gran Artículo Ulises.
Afectuoso saludo desde #Feelwine