Una de las labores fundamentales en el cultivo de la viña es la poda. Si dejáramos crecer la viña en absoluta libertad, desarrollaría un largo tronco con unos frutos muy menudos y con poca acidez, sin la calidad necesaria para elaborar vino de calidad, por eso la viña necesita ser podada, para que crezca de forma controlada y se regule la producción y calidad de las uvas
Hay multitud de sistemas de poda. Estos sistemas se determinan según la variedad de viña, el clima, el suelo, el vigor y sobretodo al sistema de conducción
En la poda también hay que diferenciar la poda de formación y la poda de fructificación: en la primera, hay que extremar las precauciones para obtener una cepa bien formada que además de darnos una calidad máxima, nos va a facilitar enormemente las labores culturales y, en una palabra, ahorrar costes de cultivo, tan necesarios en una viticultura tan competitiva hoy en día.
En poda de fructificación hay que observar su interrelación con los aspectos del cultivo:
Poda-Entorno.- La poda puede atenuar la acción de elementos climáticos adversos como excesos de temperatura y humedad ó corrimiento de flor, si bien no es un factor decisivo puesto que, una variedad bien adaptada, un sistema de conducción apropiado y otros aspectos del cultivo juegan un papel más importante.
Poda-Variedad.- La característica principal que relaciona una variedad con la poda es la fertilidad, entendiendo ésta como el número de inflorescencias por brote. Variedades fértiles en sus yemas basales admiten una poda corta: Verdello. Por el contrario, existen otras variedades que solo poseen fertilidad en las yemas de elevado rango: cuarta, quinta ó más, exigiendo, por tanto, una poda larga: malvasía.
Poda-Sistema de conducción.- Existe una relación muy estrecha entre ambos aspectos desde el inicio de la plantación: la poda de formación modela la planta hasta que alcanza el estado adulto, decidiendo mediante ésta la situación definitiva del tronco y brazos. Durante la etapa de producción la poda debe mantener la forma de la cepa y ralentizar el envejecimiento de la misma debido al alargamiento excesivo y a las heridas producidas en la poda que disminuyen el potencial vegetativo.
Poda-Vigor.- Dejar una carga demasiado pequeña implica una pérdida, puesto que los pámpanos serian vigorosos aumentando el riesgo de corrimiento de flor y se desarrollarían chupones poco fértiles y con inflorescencias poco desarrolladas. Por el contrario una carga demasiado alta origina muchos racimos, esto ocasiona una mala maduración, un agostamiento insuficiente y un debilitamiento de la planta.
Poda-Composición del mosto.- El objetivo prioritario en la uva es la vinificación, máxime en viticultura de calidad. Se trata de obtener una uva de la cual se extraiga un mosto de la mayor calidad posible y con todos los elementos necesarios para obtener un buen vino. Cargas moderadas de un Índice de Ravaz (Kg. de uva/kg de peso de madera de poda) del orden de 4 a 8 ocasionan una alta concentración de azúcares, alta acidez, bajo pH y una alta concentración de polifenoles y aromas, mientras que índices mayores de 10 provocan efectos contrarios. También estos índices correctos es posible conseguirlos mediante la poda en verde y aclareo de racimos.
Poda-Tecnología.- Los avances experimentados en la viticultura no han significado un avance en la poda en sí, puesto que se sigue rigiendo por normas tradicionales, lo que si ha supuesto en un considerable ahorro en esfuerzo y en mano de obra: las tijeras manuales se pueden sustituir por tijeras neumáticas y en sistemas de espalderas se están usando pre-podadoras que cortan los sarmientos a una altura determinada, los retiran ó trituran, pasando luego el podador a repasar dejando la carga de yemas estimada para obtener una buena relación carga-calidad.—
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