Canarias como región vitivinícola siempre ha gozado de algunas ventajas importantes, aunque hasta no hace mucho nada explotadas. Puede que la propia idiosincracia del carácter isleño, aislado, casi
siempre sometido a centralismos lo que haya favorecido en parte la falta de atrevimiento por salir, conquistar o al menos probar. En un mundo tan globalizado actualmente, donde la información es muy fácil de obtener, hay muchos miles de amantes del vino que desean precisamente eso: experimentar, probar, descubrir. Solo hay que encontrarlos, ir a por ellos y no seguir sentados esperando. El mundo es demasiado amplio como para la segunda opción, ser pacientes.
El aislamiento geográfico al ser un archipiélago nos confiere uno de los mayores tesoros: ser territorio libre de filoxera (phylloxera vastratix o dactylasphaera vitifoliae), terrible plaga que asoló Europa, entrando por Francia a mediados del siglo XIX procedente de Estados Unidos y para la que los viñedos europeos no tenían protección. Desde entonces en todas partes las vides se injertan en lo que se llama pie franco, libre de filoxera, para que pueda crecer sin daño.
En Canarias, por el contrario, se puede plantar directamente al suelo las diferentes variedades que se utilizan. Eso garantiza la pureza de la cepa y el 100% del potencial de cada variedad intacto. Tras algunos siglos en las islas, las variedades que vinieron con los diferentes colonizadores fueron adaptándose, cambiando y creando particularidades únicas que, con el paso de los años, se convirtieron en lo que solemos llamar actualmente “varietales tradicionales canarios”, favorecidos por unos suelos y un clima muy especial.
Pues resulta que ahora, desde hace unos pocos años, algunos productores convencidos del gran potencial que hay y de la exclusividad que se puede ofrecer fuera de nuestras islas, primero probaron viajando, hicieron catas con especialistas e importadores, degustaciones con consumidores y vieron los buenos resultados cosechados. De ahí al siguiente paso: unirse varios para tener capacidad exportadora e ir poco a poco adentrándose en los mejores mercados de Europa, Norteamérica y Asia. Esos proyectos son en la actualidad una realidad; no se trabaja con grandes volúmenes pero se hace con mucha calidad, seleccionando muy bien lo que se envía a esos países. Digamos que si unimos calidad con un toque de exotismo, ya que no deja de ser exótico un vino que proviene de un territorio conocido más bien por sus atributos turísticos y del que muy poco o nada se sabía de su gran capacidad para sorprender enológicamente. Listán, Tintilla, Baboso, Albillo, Vijariego, Gual, Marmajuelo y un largo etc. de nombres únicos que ayudan a elaborar vinos únicos.
Debido a esa “conquista” de mercados importantes se ha logrado poner al vino canario en webs y en páginas de revistas especializadas impensables hasta ahora. De tantas alusiones que vienen sucediéndose vamos a referirnos a una de las últimas. En esta caso no ha hablado de oídas, sino que lo ha vivido in situ, viniendo a canarias, a Tenerife en particular, a constatar algunas referencias y deseos de años que ya tenía. Este viajero es Matt Kramer, crítico habitual de Wine Spectator y en Estados Unidos casi considerado antiamericano por sus duras críticas a bodegas y vinos locales. Se le puede considerar un verdadero explorador del vino, incansable buscador de joyas por descubrir o al menos por confirmar. Y todo parece que ha hecho uno de sus hallazgos con Canarias, según podemos leer en el artículo publicado en la revista mencionada titulado “Miedos infundados”. En el mismo nos relata su deseo desde hacía años de venir y conocer de primera mano estos vinos; su viaje fue fructífero, tanto por los enólogos y bodegueros que encontró como por las sensaciones que se llevó de regreso a Estados Unidos… “Estos vinos están realmente buenos. Tenían un frescor sorprendente, una refrescante acidez, que no esperaba de una ubicación situada tan al sur. Los sabores eran originales y la elaboración del vino era moderna, en el mejor sentido de la palabra. Tenía que ver esos viñedos y conocer algunos elaboradores…” Estas frases pueden resumir perfectamente su experiencia en nuestras tierras. (Fuentes: Bodegas el Sitio de San Juan, Bodegas de Canarias y Wine Spectator.com)
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